Efectos a largo plazo de las lesiones deportivas

Justo cuando los días de presionar a nuestros cuerpos se han ido hace tiempo, es cuando el pasado puede alcanzarnos. Se han realizado numerosos estudios sobre el efecto a largo plazo de las lesiones deportivas. Pero no necesitas datos científicos para demostrar que lo que sientes probablemente no ocurrió de la noche a la mañana:  el desgaste a menudo agrava la lesión. Si has experimentado cualquier tipo de lesión deportiva, le debes a tu cuerpo presente y futuro estar muy atento a algunas señales de advertencia. Estas son seis lesiones comunes y los efectos que pueden ocurrir años después:

  1. Esguince. Grave o menor, un esguince ocurre como resultado de tensión sobre los ligamentos o articulaciones. Es una de las lesiones deportivas más comunes por lo que realmente no tendemos a darle la atención que merece. El efecto más común es la vulnerabilidad a la recurrencia del esguince en el mismo lugar. Si el esguince te sucedió en el tobillo, corres el riesgo de “inestabilidad” del tobillo.
  2. Torcedura de isquiotibiales. Los isquiotibiales son tendones que unen los músculos grandes en la parte posterior del muslo al hueso del muslo. Las lesiones recurrentes de los isquiotibiales pueden afectar tu movilidad y flexibilidad. Si te lastimas continuamente los isquiotibiales haciendo algo como correr o saltar, debes considerar retirarte de esa actividad para ahorrarte algo de dolor en el futuro.
  3. Fractura por sobrecarga. Esta es otra lesión deportiva que no atrae la atención automática que debería. Las fracturas por sobrecarga ocurren en áreas que soportan peso y una vez que ocurren, es probable que se repitan en ese mismo lugar. Las fracturas por sobrecarga que no se manejan adecuadamente pueden conducir a fracturas por sobrecarga más grandes y más difíciles de curar o incluso problemas crónicos como dolor o malestar en tu vida diaria.
  4. Lesión del LCA. Una lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) es el estiramiento excesivo o desgarro del ligamento en la rodilla. Se desgarra más comúnmente en deportes que implican paradas repentinas, saltos o cambios de dirección, como baloncesto, fútbol americano, esquí o tenis. Dependiendo de la gravedad de tu lesión del LCA, la rehabilitación o cirugía es el tratamiento prescrito.
  5. Desgarro de menisco. El menisco es un cartílago que proporciona un soporte entre el hueso del muslo y la tibia. El frotamiento constante de un menisco desgarrado en el cartílago circundante puede causar desgaste en la superficie, lo que lleva a la degeneración de la articulación. Con el tiempo, esto puede comprometer tu movilidad y causar dolor crónico.
  6. Fractura. Un hueso roto puede causar hinchazón, moretones obvios y sensibilidad alrededor del área lesionada. A diferencia de algunas fracturas por sobrecarga (aunque algunas pueden requerir un yeso), una fractura tradicional debe inmovilizarse con un yeso. Las lesiones repetidas en el mismo hueso aumentarán tu probabilidad de artritis en el futuro.

Si bien los deportes absolutamente tienen muchas cosas positivas, nadie puede negar el efecto que los golpes físicos pueden tener en el cuerpo. El sentido común es esencial. Tratar tus lesiones tan pronto como ocurran es crucial, ya que permite que tu lesión se cure completamente antes de volver al juego. Existe la presión de volver al juego y no defraudar a tus compañeros de equipo, o si eres un corredor, volver a tu mejor momento personal, pero ve más despacio, simplemente te ayudará en el futuro. Además, tu cuerpo futuro te lo agradecerá.

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