Veterano de la Segunda Guerra Mundial de 92 años dice que caminar y ser voluntario en el hospital lo mantiene saludable y feliz

Cuatro días a la semana, Harvey Terrill se despierta y camina unas cuadras desde su casa hasta su trabajo como voluntario en el Baptist Medical Center, ubicado en el centro de la ciudad. Desde la recepción en el área de espera quirúrgica, coordina con los médicos y enfermeros para conectar a los familiares con sus seres queridos sometidos a cirugía; algunas veces hasta 45 casos quirúrgicos al día. Lo que hace que esta tarea aparentemente común sea extraordinaria es que Harvey transita su novena década de vida y no pierde las energías.

“Aquí hacemos un esfuerzo de equipo”, expresó Terrill, de 92 años. “Dios me ha dado el tiempo y no siento que sea trabajo. Lo disfruto”, comentó. Terrill contó que creció junto al Baptist Medical Center. Nacido en 1927, en el pequeño pueblo de Sayers, a unas 20 millas al sur de San Antonio, Terrill comentó que el Baptist Medical Center, que abrió en 1903, era el hospital al que él y su familia acudían para recibir atención médica. “Éramos agricultores y nos ayudaron a mantenernos fuertes para que pudiéramos volver a subir a nuestros tractores”, recordó.

Enviado a Japón en 1945, Terrill sirvió en la Infantería del Ejército Aéreo por cuatro años durante la Segunda Guerra Mundial. Aleesa Walker, coordinadora de voluntarios en el BMC, manifestó que Terrill tiene experiencias de vida increíbles, es sabio, resiliente y tiene una debilidad por nuestros pacientes y sus familias. "Lo verás con su cesta de galletas mientras las entrega a los que están en el área de espera", dijo Walker. “Tiene una sonrisa y una risa contagiosas. Es un ejemplo para todos nosotros de cómo llevar una vida saludable a nivel físico, mental y espiritual. No deja que los dolores o molestias lo detengan”, afirmó.

Terrill contó que le gusta retribuir al hospital y dijo que recibe más de lo que da cuando logra tranquilizar a los familiares de los pacientes, cuando ora con ellos y ayuda a los médicos a comunicarse con ellos. Vinculado al BMC desde 1994, Terrill es el voluntario activo más antiguo del hospital y ha dedicado allí más de 22,000 horas de su tiempo.

“Solo sigo moviéndome y yendo todos los días porque puedo y eso me hace sonreír”, expresó Terrill.